lunes, 16 de abril de 2012

La calidad educativa y el ingreso a la universidad.

A una alumna de segundo de secundaría le preguntaron por qué había desaprobado dos cursos este año. ¿Qué acaso no quieres ser profesional? ¿Qué acaso no quieres entrar a la universidad? Amenazas que escuchábamos siempre y casi todos los días cuando estábamos a punto de terminar el colegio.

Personalmente nunca me importó seguir en el colegio para ser profesional. Estudié mis últimos años en un colegio "pre-universitario" donde casi todos los días era una competencia para saber quién entraba y quién no a la universidad. Simulacros, notas, entrenamientos y test vocacionales. No había minuto que no esperara para terminar quinto de secundaria.

Parece ser que solo existen dos opciones entrenadas por los profesores en la etapa escolar. Vas a la universidad y eres profesional o humildemente te dedicas a algún empleo que no pida mas que quinto de secundaria. La mayoría -contanto excepciones- de los profesores son así. Pero la insistencia, el fin único y misión de todo profe -al fin y al cabo- es que saques buenas notas para postular a alguna carrera que ofrezca el ominoso mercado universitario en la actualidad.

Si yo estuviera en segundo de secundaria y me preguntaran lo mismo que a esa alumna. Diría honestamente que no quiero ir a la universidad y tampoco me interesa ser profesional. Ir al colegio no debería pedirme eso y jamás tendría que ser evaluado en criterio de llegar a esa meta.

¿Cuál es el criterio correcto entonces? En la entrevista que hace  Álvarez Rodrich  por Radio Capital están sentadas Peregrina Morgan y Lea Sulmont, ambas muy comprometidas con los avances educativos. En el caso de Lea Sulmont, una pedagoga de mi interés por su manejo y desarrollo en el uso de las tecnologías de la educación, define la calidad educativa como " ...un tema que no solamente busca satisfacer ciertas expectativas, sino dar un sentido de pertinencia a cada lugar, a cada contexto. A veces exigimos calidad igual para todos y eso no significa homogenizar, se trata de ser pertinente de atender a las expectativas de cada lugar, que son distintas"



Alargando el concepto, no solo de contexto sino también tomando al individuo en sí. Propondría decir que todos los estudiantes tienen diversas exigencias y por lo tanto diferentes metas. Esto no es algo nuevo, se supone que la intención de la educación básica es alimentar a los estudiantes y formarlos con los conocimientos básicos para ser ciudadanos.

El problema del por qué esto no se cumple sucede por una idea equivocada que tiene el mercado y sus "exigencias" en la calidad educativa. El mejor colegio es el que tiene los primeros puestos en San Marcos o en el que sus alumnos ganaron el campeonato de matemáticas o ajedrez. Nada más equivocado en lo que destinan las corrientes de pedagogía actual y el  repetido mensaje de Howard Gardner en sus siete inteligencias múltiples.

Arrinconemos nuevamente a esta pobre estudiante que jaló dos cursos y limitemos su éxito en la vida por haber jalado en el colegio. La constante exhibición de notas y exámenes que buscan medir la competencia escolar es una desmotivación en muchos estudiantes. No trato de implicar con eso que el concepto de evaluación desaparesca, sino de que ya no sea el eje central de ir a estudiar.

Preguntemos a cualquier alumno si es que acaso en el colegio no se siente constantemente evaluado. ¿En qué forma buscamos recibir sus opiniones y expectativas? Nuevamente una tarea exclusivamente del profesor. Peregrina Morgan nos dice mas adelante en la entrevista: " ... para que los docentes sean buenos profesores, tienen ellos que conocer qué deben aprender sus estudiantes, a eso le llamamos estándares de aprendizaje"

Estamos en una situación compleja. Los conflictos en el interior del Perú, responden también a una carencia de los ciudadanos peruanos en entender las expectativas de su mismo país. Aunque diverso y complicado, la respuesta a estos problemas se encuentra en el compromiso que las personas tengan desde la escuela por el progreso de su país.

¿Qué hacemos perdiendo el tiempo intentando ser profesionales? Cuando no sabemos en qué lo vamos a utilizar, cuál es nuestra verdadera meta como ciudadanos y por qué queremos entrar a la universidad.

La amenaza sigue siendo la misma todos los días. Jalas un curso y no serás un buen ingeniero o un buen doctor. Alguien debería decirle a los chicos que en el colegio nadie busca medirlos ni ponerlos en competencia para entrar a la universidad. Eso crea un complejo y termina acrecentando las diferencias en nuestro país.

Porque claro... de todos los colegios que existen, por lo menos en Lima. Son cuatro o cinco bien contados que pueden alardear en sus fachadas el ingreso masivo de sus alumnos en la universidad.

¿Y los demás? Los colegios nacionales, los del interior del país o colegios pequeños están por omisión descartados del éxito y con ellos sus alumnos condenados a jalar el enredado curso de la vida.

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